Por: Dra.
Gladys Velazco
Profesor
Asociado del Centro de Investigaciones Odontológicas, Universidad de Los Andes, Mérida Venezuela.
Mérida, Venezuela,
14 de febrero del 2015, Toros de Rancho Grande y el Prado, para los espadas
Morante de la Puebla, Rafa Orellana y Alejandro Talavante. Tarde llena de
sorpresas con “casi” un lleno total en la Román Eduardo Sandia se lidiaron seis
toros, El primero en alternativa para Morante de la Puebla los que conocemos su
estilo sabemos que si no tiene “DUENDE”, no hay fiesta y lamentablemente esa
pequeña personita no lo acompaño ayer pues su primer toro no le gusto desde su
salida y el segundo tras torrencial aguacero, con la muleta en la mano recibió
un voltereta allí prácticamente acabó todo. Alejandro Talavante templado en su
primero, en su segundo el terreno no permitió lucimiento, sin embargo, tras
escuchar dos avisos se le otorgó una oreja orden directa de la comisión taurina.
Rafa Orellana por su parte estuvo entregado característica que lo define, pues
siempre quiere agradar, en su primer toro la lluvia prácticamente no permitió
la lidia, sin embargo, la presidencia ordeno continuar, con el tercio de varas
en el cual el toro no pudo demostrar su casta, unas banderillas poco lucidas y
a pesar de ello el torero de Tovar se lanzó al medio y brindo el toro al poco
público que se quedó en los asientos de la plaza, para comenzar toreando a
polaco rodilla en tierra y totalmente
empapado, con un terreno apantanado y con dificultad incluso para observar la
envestida del toro, que para nuestra sorpresa fue indultado, tras las palmas y
ovación del poco público que quedo.
No sabemos cuáles son las líneas para la evaluación
de una toro bajo esas condiciones, mucho nos gustaría a los taurinos de
afición, los que pagamos un abono y ansiamos fervientemente defender la fiesta,
la exigencia de comisiones taurinas serias, reflexivas, amplias, abiertas y con
un ferviente deseo de mejorar la fiesta y mantenerla es lo que necesita este
país donde se desplieguen los parámetros de evaluación de las faenas y los
toros abiertamente sin apasionamientos si no con base científica y metodológica
lo que haría una fiesta brava seria.
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