lunes, 30 de septiembre de 2013

FERRERA, LUQUE Y FORTES, A OREJA POR COLETA.

               Daniel Luque    (Foto: Julián López)

Antonio Ferrera, Daniel Luque y Jiménez Fortes han paseado una oreja cada uno en el festejo celebrado esta tarde en la localidad madrileña de Las Rozas. Se jugó un manejable aunque desigual encierro de Carmen Segovia, que contó con un toro de nota muy alta, el tercero.

Antonio Ferrera paseó una oreja del toro que abrió plaza, un ejemplar de buena condición pero algo falto de fuerza al que entendió bien el extremeño. Lo afianzó hasta terminar dando varios naturales magníficos, de gran largura y temple, y mató de un estoconazo y un golpe de descabello.
Con el cuarto, un toro fuerte y cuajado, armó un auténtico alboroto en banderillas. Después, brindó la faena a Juan Mora, presente en el callejón, y expuso ante un toro complicado y que no terminó nunca de entregarse. Ferrera evidenció de nuevo su madurez y oficio tirando de la embestida con temple y capacidad. Le tenía la oreja cortada, pero dos pinchazos y una estocada dejaron todo en una fuerte ovación que recogió desde el tercio.

Daniel Luque no tuvo opción con un segundo toro que duró poco y se rajó por su mansa conducta. Puso voluntad el sevillano y mató de media estocada contundente.

Una oreja logró del quinto, que se movió pero sin entrega. Desarrolló el torero su faena sobre todo por el pitón derecho, por donde llegaron los mejores pasajes, y hubo varios pases de pecho largos y templados. Mató de estocada efectiva.


Jiménez Fortes contó por delante con un gran toro de Carmen Segovia, un astado que embistió con profundidad y hondura por los dos pitones y además antes había empujado bien en el caballo. Destacó del malagueño su temple y pureza en los cites, sobresaliendo en las series por el lado derecho, si bien en determinados momentos pecó de encimismo. Tenía las dos orejas en la mano, pero un pinchazo y una estocada defectuosa redujeron el premio a un solo trofeo.


Recibió al sexto con buenos lances. El toro cobró lo suyo en varas a cargo de Tito Sandoval y llegó mermado al último tercio. Tuvo nobleza y suavidad pero le faltó fortaleza, teniendo a su vez temple la faena de Fortes pero también poca emoción por la condición del astado. Escuchó palmas.




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